Cáncer con nombre y apellidos: la revolución de la medicina de precisión

El concepto de tumor agnóstico supone un paso más hacia la oncología de precisión, con terapias dirigidas directamente a las alteraciones genéticas que causan el tumor, independientemente de su localización.

¿Que quiere decir esto?

A veces los tumores de distintos órganos, estén donde estén, pueden tener puntos en común: mutaciones genéticas similares que originan la transformación de células sanas en cancerígenas. En la actualidad, ya hay ocasiones en las que el abordaje oncológico se centra en estas mutaciones concretas y no en el del lugar del cuerpo en el que se encuentren. Esto es lo que llamamos terapias tumor agnósticas

El abordaje agnóstico del cáncer

Aunque el cáncer se ha convertido en muchos casos en una enfermedad curable y en otros, prevenible (según la OMS, el 30% de las muertes por cáncer podrían prevenirse evitando factores de riesgo como el tabaquismo, malos hábitos alimentarios o el sedentarismo), es una enfermedad que sigue despertando muchas incógnitas sobre su comportamiento.

Décadas de investigación han abierto el camino de una de las últimas vertientes de tratamientos, el abordaje agnóstico del cáncer. Las técnicas de secuenciación de ADN más avanzadas han posibilitado un estudio genético más profundo de los tumores, favoreciendo el descubrimiento de alteraciones genéticas (o biomarcadores) responsables de ciertos tipos de cáncer. Son la última pieza de información disponible y que permiten dirigir los tratamientos teniendo en cuenta las características genéticas del tumor, más allá de su localización y estadio. Es lo que se conoce como medicina de precisión.

Para la doctora Rosario García Campelo, jefa de Servicio de Oncología en el CHUAC y responsable del Grupo de Oncología en el centro de investigación INIBIC, en A Coruña, la principal innovación de los últimos años ha sido, sin duda, la “caracterización genómica del cáncer. Esa disección que hemos hecho de los distintos tumores, ya no hay un solo cáncer de pulmón, sino que conocemos diversos subgrupos en función de determinadas alteraciones genéticas que han permitido un abordaje personalizado”.

El Cáncer de Pulmón

El cáncer de pulmón es el mejor ejemplo para comprender el concepto de medicina de precisión, según la doctora García. “Empezamos en el año 2004 con una auténtica revolución de biomarcadores con el descubrimiento de las mutaciones del gen EGFR y desde entonces la lista no para de crecer”. Algunos, como el gen NTRK, lo ejemplifican a la perfección: “ha sido descrito en tumores muy poco frecuentes como tumores pediátricos y tumores muy frecuentes como el cáncer de pulmón”. En la actualidad existen más de 700 biomarcadores en estudio.

El cáncer de pulmón es el segundo más frecuente en el mundo, con más de 2 millones de casos cada año. En España se diagnostican cerca de 30.000 casos nuevos cada año, según estima la Sociedad Española de Oncología Médica. Es, además, el tipo de cáncer más mortal, siendo responsable de un 20% del total de muertes por cáncer. Pero, por otro lado, también es una de las enfermedades en las que más avances se han dado en los últimos años, y se han dado grandes progresos en la disminución de la mortalidad, las técnicas de diagnóstico y nuevos tratamientos.

Existen dos clasificaciones para el cáncer de pulmón: de células pequeñas (microcítico) y de células grandes (no microcítico). El primero representa apenas un 15% de los casos, sin embargo, es el más agresivo y se suele detectar en estadios ya avanzados de la enfermedad, con metástasis. La investigación y el conocimiento genético de este tipo de tumores, ha permitido obtener nuevos medicamentos y terapias y “ha cambiado radicalmente la forma de entender el cáncer y sobre todo la forma de tratar a nuestros pacientes”, apunta la oncóloga.

La medicina de precisión

El éxito de la llamada medicina de precisión, que permite a los especialistas saber qué tratamientos funcionarán en el paciente en función de la disección genética de su enfermedad, depende enormemente del diagnóstico. “Cómo diagnosticamos el cáncer ahora no se parece en nada a lo que hacíamos hace diez años. En función del ‘nombre’ que le demos a un tumor hay que añadirle estudios genéticos y buscar alteraciones moleculares”, explica la doctora Lara Pijuan Andújar, patóloga en el Hospital del Mar, en Barcelona.

Las alteraciones moleculares son lo que definen el concepto de tumor agnóstico: alteraciones genéticas que son las responsables de generar la enfermedad, pero que “pueden estar presentes en distintos órganos y pueden ser tratadas de forma homogénea”, determina la doctora García. Es decir, con terapias dirigidas exclusivamente a esos biomarcadores, a las células cancerosas, sin afectar a ninguna más. Por esta razón es ahora tan importante darle al cáncer nombre y apellidos, afirma la doctora Pijuán: “No es lo mismo decirle al paciente que tiene un carcinoma escamoso a que tiene un adenocarcinoma”.

Las nuevas terapias cambian la dirección de los ensayos clínicos

El abordaje agnóstico del cáncer también ha cambiado el diseño de los ensayos clínicos. Investigaciones que, tradicionalmente, se centran en probar la eficacia del tratamiento ante un cáncer según su localización. Ahora, sin embargo, con la identificación de las alteraciones moleculares y el desarrollo de las terapias dirigidas, se han comenzado a desarrollar otro tipo de estudios, los ensayos basket o umbrella, en los que se prioriza la alteración molecular.

Los ensayos umbrella son aquellos que estudian diferentes fármacos en varias alteraciones que se dan en una localización determinada: por ejemplo, varios pacientes con cáncer de pulmón pero que presentan alteraciones genéticas distintas. Los ensayos basket, por otra parte, evalúan la eficacia de un fármaco para una sola alteración, independientemente de su localización. Es decir, diferentes tumores que comparten un mismo biomarcador.

La aparición de estos nuevos ensayos clínicos ha abierto la puerta a que más pacientes tengan la oportunidad de acceder a las terapias agnósticas. Son además, de especial importancia para el estudio de cánceres raros o alteraciones poco habituales. Organismos como la FDA en Estados Unidos y la EMA en Europa consideran los estudios basket como métodos aceptables para la autorización de estos tratamientos y así seguir investigando la efectividad de las terapias dirigidas. Ni el cáncer ni el resto de enfermedades se han detenido a causa de la pandemia, a pesar de haber un 20% menos de diagnósticos este año, según SEOM, pero la disponibilidad de los nuevos tratamientos, “la inmunoterapia o la medicina de precisión, nos han ayudado mucho a adaptar los tratamientos de nuestros pacientes.

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